viernes, 21 de octubre de 2016

Conciliación, esa palabra

Lunes, nota en la agenda de mi hija, os espero para tutoría individual mañana martes a las 16:30.
Martes, nota en el grupo de WhatsApp de la clase de mi hijo, la dirección del colegio tendrá una reunión con los padres para hablar de la excursión de fin de curso y otros temas el jueves a las... ¡Oh sorpresa! 16:30.
Jueves: aviso de una amiga, también madre adoptiva, va a haber una interesante charla en el Ayuntamiento sobre la adolescencia y van a hablar de la adopción a las... 17:30
Horario de Estructura de mi empresa (cuando estructura quiere decir puesto de responsabilidad):
Entrada flexible de 7:30 a 9:00 salida de 16:57 a 18:27 (en función de la hora de entrada)
Es decir, que si dejo a los niños en el aula matinal a las 8, con el bendito tráfico, llego al trabajo a las 8:40 (si no hay accidentes o cualquier otra cosa que provoque un atasco bestial) y a casa más o menos a las 19:00.
Y trabajo en una empresa pública.
Pues así estamos, conciliando.

sábado, 30 de enero de 2016

Ojos de luna (II)

Supongo que algunas de la cosas implícitas a la maternidad, son la preocupación y las dudas.
Necesitas que tu prole esté siempre bien, sana, feliz... y eso es imposible, así que te preocupas y tienes dudas. La más terrible es esa que te martillea todas las noches al acostarte. ¿Estoy haciendo todo lo posible?
Y mira que yo estoy lejos de creer en las maternidades perfectas, más al contrario, soy una malamadre confesa, que necesita desconectar de vez en cuando, que se enfada cuando no debe y que no siempre tiene todo bajo control. Pero la preocupación y las dudas se han instalado para siempre y no hay forma de desalojarlas.
Cuando hace dos años nos explicaron las consecuencias de las cataratas congénitas de mi niña, su agudeza visual en el 20%... Emprendimos un camino lleno de dudas. ¿Está en buenas manos? ¿Debo llevarla a Barcelona u otra ciudad con clínicas más especializadas? ¿Es prudente no operar?....
Pero confiamos en su magnífica doctora, que transmitía tranquilidad y prudencia. Y compramos gafas, y otras gafas, y otras gafas... ¡A la tercera fue la vencida! Y pusimos gotitas, y hablamos con los profes... Y los ojitos de luna vieron algo mejor, aunque no suficiente.
Mi meta era ese 50% de agudeza visual que permite conducir, porque yo no me imagino mi vida sin la independencia que da un carnet de conducir y un coche, y no podía imaginar la vida de mi hija sin eso. El 50% que permite conducir y estudiar... Una vida normal. Esa era la meta.
Ayer pasó por quirófano y Murphy decidió tomarse unas vacaciones. Todo salió perfecto, de la mejor forma posible. Ahora queda seguir vigilando, habrá que comprar muchas gafas, visitar muchas veces a la oftalmóloga. Pero va a ver bien. No perfecto, pero bien,
¡Mis hermosos ojos de luna!

miércoles, 8 de abril de 2015

El mejor

Ayer fue un día triste. Despedimos a un compañero de trabajo al que se le acababa el contrato. No era un ERE, ni un despido, todos sabíamos que su trabajo con nosotros tenía fecha de caducidad. Es lo que tiene trabajar en una empresa pública, entras como temporal y da igual lo bien que lo hagas, lo bueno que seas, lo mucho que lo merezcas. Cuando se acaba, se acaba y no hay forma de remediarlo. Sobre todo si eres un simple administrativo.
Tengo ya unos pocos años de experiencia laboral a mis espaldas y he despedido a muchas personas, con más o menos pena, a veces hasta con alivio. Lo que hace especial la despedida de ayer es cómo era él. Una persona honesta, trabajador, inteligente, generoso. Cuando me incorporé a la empresa, hace ya más de tres años, me acogió y me enseñó. Sin él todo habría sido mucho más difícil y probablemente no habría conseguido ni la mitad. Tiene sentido del humor, es paciente (hasta me ha aguantado a mi), nunca se escaqueaba de nada. Ha sido mi cómplice, mi apoyo, mi maestro. El mercado laboral está como está. La política actual es cargarse el empleo público a costa de no cubrir vacantes con nuevas convocatorias. Sinceramente, no sé lo que le espera ahí fuera. Solo espero que sea verdad esa máxima que tantas veces me han repetido de que el tiempo pone a cada uno en su lugar y pronto encuentre lo que se merece más que nadie. Mientras, lo que nos hemos quedado seguiremos adelante, huérfanos del mejor compañero. Ojalá.

lunes, 9 de febrero de 2015

Si me paro no me levanto

Con esa sensación voy por la vida últimamente. No se si es por la gripe, o porque el otro día me caí en plena calle y me eché abajo la rodilla, o quizás porque en el trabajo me siento como si andara por arenas movedizas. El caso es que voy de un lado a otro como las locas porque tengo miedo de dejarme caer en el sofá y no volver a salir, en años.
Valeeeee, estoy exagerando, pero sólo un poco. La sensación de ir zombi de casa al trabajo, del trabajo a casa, de casa al ballet, del ballet a la academia, de la academia al ballet, del ballet a la compra, del supermercado a casa, guarda, cocina para mañana, baño, pijama, deberes, cena, gotas en los ojos, cremita que pica mucho, cuento, caricias,no te vayas, no me voy, no tengo sueño, cierra los ojos... Y al fin, sofá, edredón y un capítulo de una serie que casi nunca ves acabar ¿otra vez te has quedado dormida? Y a las dos de la mañana te despiertas sola y helada y te atrrastras escaleras arriba hacia un insomnio poco productivo que me llevará inevitablemente hacia ese momento terrible en que suena la alarma en lo mejor del sueño. Y volvemos a empezar.
Seguramente estoy describiendo la rutina de un montón de madres. No me siento precisamente única. Mi generación navega entre las borrascas de la culpabilidad y las calmas de la autocompasión. Somos así. Alguien nos metió en la cabeza que teníamos que llegar a todo y nos lo hemos creído a pies juntillas. Pues bien, esta imperfecta madre se va a terminar su copa de vino y se va a tirar en el sofá. ¡Ahí me las den todas! Buenas noches.

martes, 13 de enero de 2015

Un poco de política

"El movimiento de hoy, que no es de partido, sino que es un movimiento, casi podríamos decir un antipartido, sépase desde ahora, no es de derechas ni de izquierdas."
¿Quién creéis que dijo eso? ¿Pablo Iglesias, Rosa Diez, Albert Rivera? Frío, frío.. es un poco más antiguo. Concretamente de 1933 y es una frase extraída de un discurso de José Antonio Primo de Rivera. ¿Quiero decir con esto que Podemos, UPyD y Ciutadans son fascistas? Para nada. Pero no puedo dejar de pensar que una persona que quiera dedicarse a la política debe, al menos, saber definir su ideología. Porque la política es, por encima de todas las cosas eso, ideología. Uno defiende unas ideas políticas porque defiende una forma de entender el mundo. Si crees en las políticas sociales, en la igualdad, en el reparto de riquezas mediante un sistema impositivo justo, en que los servicios esenciales como educación y sanidad (y no sólo esos) deben permanecer en manos públicas, eres de izquierdas. Si crees en los mercados, en la no intervención del estado, en la bajada de impuestos, en el individualismo frente a colectividad, que la gestión privada de los servicios es mejor que la pública, eres de derechas. Es fácil, es básico.
Me gustan muchas de las propuestas de Podemos, pero me ponen de los nervios cuando sus lideres empiezan a marear la perdiz y a tratar de ser moderados, de centro (como si el centro político no fuese una entelequia), en vez de respetar el intelecto de aquellos que, hartos del sistema actual, pensamos que debe haber otra forma de hacer las cosas. Y si hay algo que me hace plantearme y replantearme la posibilidad de darles mi voto, es precisamente esa maldita frase del no ser ni de izquierdas ni de derechas, porque yo soy de izquierdas y, obviamente, quiero que mi mundo lo dirijan personas de mi misma ideología.
Lo siguiente que me preocupa es que personas capaces de hacer una entrevista tan insustancial como esta:
http://www.elmundo.es/andalucia/2015/01/12/54b3b7ef268e3e7c228b4578.html hayan sido las elegidas para liderar esta formación en el ámbito local. Una persona que quiera dedicarse a la política en la que yo creo, no puede dejar de responder de forma clara y contundente, no puede dejarse llevar por las preguntas trampa y dar un titular tan fácil a aquellos que quieren deslegitimar todo intento de hacer las cosas de forma diferente. 
Estamos en año electoral y quiero, no quiero no, NECESITO, que los de siempre abandonen el poder, pero mal vamos, mal vamos.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Estrategias

Hace muchos muchos años yo estudié marketing, y publicidad, y hablábamos de estrategia empresarial, posicionamiento del producto y esas cosas tan interesantes a las que, las vueltas de mi vida, no he dado apenas uso. Hoy andaba reflexionando sobre otras estrategias, las educativas, esas que debo emplear para conseguir un único objetivo: que mis hijos sean el día de mañana autosuficientes y buenas personas.
Con mi hijo mayor se me están agotando las estrategias, claro que, desde el punto de vista del marketing tengo un producto difícil de vender, colegio y deberes versus diversión. El premio final, un futuro aceptable en un mundo terriblemente competitivo, está lejano en su horizonte temporal y es difícil de hacer entender, a fin de cuentas sólo tiene nueve años. Y aunque trato de emplear incentivos que proporcionen satisfacción inmediata, premios, halagos... No está funcionando.
La estrategia contraria, la coercitiva, o lo haces o habrá consecuencias, tampoco funciona, puedo obligarle, bajo la amenaza de desinstalarle el minecraft o confiscarle el trompo, a sentarse en su cuarto frente a los libros pero no se puede obligar a nadie a aprender. 
Y así estamos, en estos momentos lo tengo sentado frente al cuadernillo de Kumon (ese método japonés de enseñanza al que he recurrido en un nuevo intento de conseguir que mi hijo lea y escriba de forma aceptable de acuerdo con su edad) lloriqueando y protestando, jugando con cualquier cosa que se le ponga a mano y, por supuesto, sin hacerlo. Por delante comida con los abuelos y un buen mogollón de deberes que no hizo ni el viernes, ni el sábado y que no auguran una buena tarde de domingo.
En los últimos días he leido artículos científicos y pseudocientíficos, artículos que hablan de frases motivadoras, de la importancia de no etiquetar, de cómo ser buenos padres y madres... Todo muy interesante, todo muy naïve, todo muy fácil de entender y muy difícil de aplicar. 
La seguridad de que me estoy equivocando, la dificultad que tengo para controlar mi temperamento, el cansancio y el estress laboral... Nada ayuda.
Necesito nuevas estrategias o a lo mejor sólo necesito calmarme y esperar que el tiempo juegue su papel, mi hijo madure y las cosas cambien.¡Qué tentador!

martes, 30 de septiembre de 2014

La Entrevista

Al final ha sido por teleconferencia, una cámara muy moderna que enfoca automáticamente a quien habla (que no se diga que en mi empresa no contamos con los últimos adelantos), con la forma del Enterprise, presidía la mesa de mi jefa. En el ordenador, una señora a la que no había visto nunca y en una silla de cortesía, servidora, con el maquillaje puesto, los nervios bien tragados y tratando de soportar mi escasa fotogenia en el monitor sin salir corriendo. 
La entrevista, paso previo para un posible ascenso, es de esas de "incidentes críticos", que viene a ser un montón de preguntas sobre los conflictos que has tenido en tu vida y cómo los resolviste. En resumen, una paranoia. Me he definido como consecuente y leal... Los dos primeros adjetivos positivos que he logrado pensar, porque claro, lo primero que se me ha pasado por la cabeza cuando me han pedido que me describa en tres adjetivos ha sido: impulsiva, paranoica y gorda... y claro, eso no viste bien en una entrevista de trabajo. Me hubiera gustado decir divertida, abierta, inteligente (al menos tonta del todo no soy), amable, cariñosa... Pero nada de eso me ha venido a la mente, así que he soltado: consecuente, leal y...¡culta! Para matarme.
Luego todo ha transcurrido del modo habitual en el que transcurren las entrevistas de trabajo, preguntas con doble sentido, respuestas tratando de dar la mejor imagen de mi misma... Y, cómo no, la consabida referencia a mis "cargas familiares". A esa pregunta yo siempre tengo ganas de contestar al estilo gallego con un "¿Le preguntarías esto a un hombre?", pero me contengo pues sé muy bien que no es lo que esperan de mi. Esperan un mis hijos no me van a necesitar porque tienen a su padre, que no es lo que pienso, que no es lo que deseo. Mis hijos me necesitan del mismo modo que necesitan a su padre. Porque no es normal que para conseguir un ascenso tenga que vender mi alma, mi tiempo libre y mi familia. Porque si se cumpliera el horario establecido yo estaría en casa a una hora más que decente, pero se me está indicando de antemano que ese horario nunca se va a cumplir y se duda de que, en mi condición de madre, sea capaz de soportarlo. Se dice que la igualdad está ya conseguida, que el feminismo no es necesario, por favor hombres que me leéis, contestadme ¿alguna vez os han preguntado por vuestras "cargas familiares" (las comillas son porque el término me parece tremendo en sí) en una entrevista de trabajo? Voy más allá ¿alguna vez habéis tenido que poner en una balanza, como tantas mujeres de mi generación, vuestra vida profesional y la familiar? ¿Alguna vez habéis sentido culpabilidad al llegar tarde a casa? Me temo que la respuesta será no en al menos dos de las tres preguntas y mientras nosotras, con la culpa grabada a fuego, salimos al mundo laboral a justificarnos una y otra vez. 
No sé si conseguiré el ascenso, no sé si merecerá la pena. Seguiremos informando